Es
un problema de la embriaguez
tus manos
resultan apacibles
a partir de las 4 de la mañana
cuando la niebla aún es azul
y tu voz entrecortada se entrega al reposo
en ese lugar donde el olvido
convierte a los páramos
en caminos de uno en uno
y tu silueta se pierde
en la memoria
de aquellos pasos al Cotopaxi.
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