todos terminan por volver
agujereados
posesos
vuelven, queriendo hacer el amor
se detienen en las puertas
miran con ganas de hacerte temblar
te abrazan, suspiran
manosean de inmediato
las pocas zonas erógenas que conocen
como si fuesen tomates verdes
allí no hay sutilezas
allí hay sólo ganas
afuera los carros
las motos
los pies desaceleran
la dama de la noche juega con su falda
todos pasan
nadie se detiene
él volvió
Llenó la bañera de sales de colores
sus manos eran las mismas
nos desnudamos
pies en el agua
agua en el torso, en los dedos, en los ojos
recliné mi espalda
su espalda sobre mis tetas – ahora me daba asco-
se fugaron unos cuantos gemidos
acabé
abrí la boca como nunca
y lo devoré
justo, antes del almuerzo
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